Porque cuando falla la justicia de los hombres se hace la justicia divina. Porque anoche castigó la irreverencia blanquiazul, aquella de Bologna parodiando la lectura de la Biblia y la celebración con sus compañeros, para ser Dios más crema que nunca y darle el clásico a la “U”.
Y fue así que el Señor escogió a su discípulo más cuestionado para redimirse. Precisamente a ese que todos clamaban por su crucifixión, el “Malingas” Jiménez, para que anote el gol del triunfo que los lleve a la gloria divina. “Hermano, si ‘Malingas’ hacía ese gol, se lo perdonábamos todo”, lamentaba un hincha crema en la tribuna, cuando iniciado del segundo tiempo le anularon uno por bajar la pelota con el brazo, y ese mismo lamento convertirse después en puteada luego que Jiménez en dos “mano a mano”, no supo convertir, angustiado en sus deseos y el reclamo de las graderías.
Pero érase pues “Malingas” el elegido de Dios y anoche todos sus pecados le fueron perdonados. Minuto 42’ del final y Neyra saca el pincel con destino a Rabanal, “Charra” desborda por izquierda y mete la puñalada para atrás que no alcanza el “Vagón” Hurtado pero sí Roberto Jiménez que la metió al fondo para gritarlo a pecho abierto con la “Trinchera Norte”, esa misma que minutos antes lo puteó y que anoche terminó dándole las gracias.
Sin embargo, el clásico fue mucho más que estas anecdótas. Fue el “gordo” Donny Neyra, que hace rato sacó “chapa” de ídolo, y que a los 28’ del primer tiempo, de tiro libre clavó a Bologna en su palo derecho y abrió el camino de la victoria.
Fue el “Gato” Fernández que a mano cambiada le sacó una pelota de gol a Jhoel Herrera, que suicida le atajó un disparo a quemarropa al “Zorrito” Aguirre y a renglón tapó otro balazo de Tenemás para cerrarle el arco a los blanquiazules para convertirse en figura.
Fueron Rainer, señor capitán, y Miguel Torres; y “Toñito” Gonzales quienes en marca escalonada borraron del partido al “Potón” Montaño que de tanto correr poco pudo hacer con la pelota. Al punto que en la segunda etapa sólo quedó su nombre, más no su talento en la cancha.
Intentó Pepe Soto darle vuelta con el “Camello” pero sólo su sombra estuvo en la cancha. Gareca optó por Cevasco, “Goyo” Bernales y Rivas y la lectura táctica del “Tigre” demostró experiencia. Empero Alianza empató a los 36’ del complemento.
Un forcejeo entre Araujo y Baylón, terminó con Jairsinho derribado y el juez Percy Rojas cobrando el penal que convirtió Bologna. Entonces afloró el honor propio que algunos llaman garra, pero que los jugadores conocen como fe.
Y le regalaron los tres cuartos de cancha a Alianza pero le quitaron la pelota al rival, para hacer suyo su ruego.
Jugarse al contragolpe, a matar o morir, ser simplemente instrumento de la justicia divina y “Malingas” dueño del gol.
Texto y Foto Tomado Cortesia
OMAR JAMES DÁVILA El Bocon
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