La selección argentina de fútbol goleó el sábado a una devaluada Bolivia por 3-0, a media máquina y sin brillar, pero con dos obras maestras del gol consumadas por Juan Román Riquelme y el primer festejo de Sergio 'Kun' Aguero con la albiceleste, para seguir liderando las eliminatorias sudamericanas para la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010. Aguero, el delantero de Atlético de Madrid, anotó de cabeza a los 41, en tanto Riquelme construyó sus artesanías de lujo a los 57 y 74, en un partido donde el volante Javier Zanetti se convirtió en hombre-récord con 116 presentaciones con la camiseta albiceleste. Vibró el cemento del estadio Monumental cuando el zaguero Martín Demichelis apareció para cabecear de bote al suelo un centro pasado al corazón del área y servirle en bandeja el gol al cañonero de Atlético de Madrid. Hasta el momento había funcionado como un reloj la ordenada arquitectura defensiva construida por Bolivia, con una línea de fondo liderada por Ronald Raldes, convertido en un león para quitar balones, mientras Limbert Méndez clausuraba el lateral izquierdo y Miguel Hoyos era una columna inamovible. Argentina fracasaba en atacar por sorpresa, cambiar el ritmo, acelerar la jugada y perforar el vallado de camisetas verdes. Los millares de hinchas que habían vuelto a celebrar al talentoso timonel argentino con el tradicional "¡Riqueeeelme!" habían caído en el mismo sopor que envolvía como un manto al desarrollo de las acciones y, por lo tanto, ni siquiera había fiesta en las tribunas, en una tarde calurosa y húmeda. Tal vez una buena película en un ambiente con aire acondicionado hubiese sido una alternativa mejor para entretenerse que ver la lentitud de Javier Zanetti y Hugo Ibarra en los arranques laterales, o la intrascendencia vacía de Esteban 'Cuchu' Cambiasso. Salvo el gol, la única alegría para la multitud fue cuando los bomberos los refrescaban arrojando chorros de agua, mientras cantaban el viejo grito de guerra, el único que despierta pasión en los argentinos, según el cual "¡El que no salta es un inglés!". Pero de pronto, justo en ese momento de la segunda fase, el volante marginado de Villarreal de España, sacó de vuelta de la galera un derechazo de fantasía, otra joya de tiro libre como en los dos goles contra Chile (2-0) y clavó la pelota en el ángulo superior derecho de Carlos Arias. Messi, el único hombre que ponía el pie en el acelerador, construyó una impresionante diagonal hasta servirle el pase a Riquelme, quien puso el tercero con otra pincelada maestra de su mágico botín derecho. Hasta entonces Argentina lucía apagada, adormecida, sin alma, como desmotivada, chocando contra un rival que estaba consiguiendo su primer empate como visitante en el historial entre ambas naciones. Joselito Vaca y Diego Cabrera, incluso, se habían animado a llegar hasta las barbas de un espectador privilegiado, como era el arquero blanquiceleste Roberto Abbondanzieri. El entrenador boliviano Erwin 'Platini' Sánchez tenía pocas cartas en la manga para producir un giro, pero las usó a pleno con las entradas de Juan Carlos Arce y Ronald Gutiérrez, momentos antes de que, sorpresivamente, Cabrera quedó sólo frente a Abbondanzieri y se enredó con la pelota. Alfio 'Coco' Basile mandó a la cancha a los volantes Fernando Gago y Maxi Rodríguez, con el claro propósito de ganar en control del balón, pero el equipo volvía a caer en su ritmo de tango triste, lento y sin relieves, hasta que Riquelme hizo de nuevo saltar a la gente de sus asientos.
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