Toda la carne en el asador esa era la frase que graficaba el primer Superclásico del año en Mar del Plata. Todos los refuerzos, los sistemas innovadores y las grandes figuras de Boca y de River se enfrentaban en el Estadio Mundialista por el Pentagonal de Verano. Y como antes de todo asado hay hambre. Hambre por ver fútbol.
Un duelo además muy condimentado por las declaraciones previas.A cancha repleta, la ansiedad se sentía sobre el césped del Minella. Fueron Ischia y Simeone los primeros en dar la nota, ambos en su primer Súper como entrenadores. "Hasta dónde llegamos", le dijo al oído el Pelado al Cholo, compañeros en Vélez en los 90'.Ambicioso, Simeone plantó en la cancha el 3-3-3-1, con el debut de Cabral en el fondo. El aporte de Archubi sobre la izquierda, Ortega como abanderado y Abreu la referencia en el área. En cambio, Ischia, más conservador, apostó por el clásico 4-3-1-2 que tantos resultados le dieron a Boca en la época en la que era ayudante de campo de Bianchi. El paraguayo Cáceres hacía su presentación, justo ante su ex club. Y la figura de Riquelme, como dueño de la pelota y del equipo.Comenzó a rodar la pelota y también las piernas de los jugadores, que salieron de entrada a quemar las naves. Mientras el partido se jugó a máxima velocidad, River sacó una leve ventaja. En cambio, Boca confió en su oficio para llevar el curso del encuentro a un terreno en el que su conductor se sienta más cómodo. Así fue que a los 30 segundo Tuzzio le cometió una falta a Palermo y Román envió su primer tiro libre por encima del travesaño.Sin embargo, fue Ortega el que se hizo dueño del balón en los primeros minutos a pura gambeta. Primero para dejarle la pelota a Augusto Fernández, que remató desviado. Y después para ganar un tiro de esquina sobre la derecha. En la segunda jugada, Abreu funcionó como pivote y le bajó la pelota al Burrito que remató desde la derecha de sobre pique para la buena respuesta de Migliore. No se juntaron demasiado Rosales, Ortega y Alexis Sánchez, pero fue River el que jugó con mayor vértigo e ilusionó más a su gente.Boca tiene sus armas. Y se apoyó en aquél oficio que adquirió tras mil batallas. Palacio desbordó por izquierda a los 18 y Cabral, ingenuo y nervioso en su debut, lo bajó y se ganó la amarilla de Baldassi. Riquelme ejecutó la falta que pegó en la barrera. Por el otro costado la pelota le quedó a Morel que la devolvió al área. Ledesma falló su intento de chilena y el balón le quedó servido a Battaglia que definió fuerte de derecha para el 1-0.Con la ventaja, Boca llevó el partido a su ritmo. Cortando la salida del rival, que ya de por sí no era buena. Y buscando la falta cerca del área para aprovechar la buena pegada de Riquelme. Cuando ese circuito falló, River tuvo el empate. Un tiro de esquina que descolgó bien Carrizo y la contra rápida con Alexis por izquerda que derivó en un mano a mano de Ortega por derecha. El Burrito, atorado por Migliore, se perdió un gol increíble. Definió muy mal, por arriba del travesaño.Al final de la primera etapa, Battaglia y Neri Cardozo comenzaron a neutralizar a Ortega. Y el medio de River con Ponzio muy solo, no daba abasto. Pudo aumentar Boca. A los 44, Battaglia lo buscó por abajo a Palermo que se abrió de piernas y lo dejó solo a Palacio. El delantero habilitó a Riquelme que ingresaba por izquierda y definió mal de zurda. La última del primer tiempo fue clarita para los de Ischia.El segundo tiempo fue un partido completamente diferente al que se vio en el primer tiempo. El ritmo bajó muchísimo. River intentó desde los pies de Ortega, pero el paraguayo Cáceres se agigantó en el fondo y le cerró los caminos a un River poco práctico.Fue Riquelme el que se hizo dueño del partido. El enganche de Boca siempre tiene la habilidad para llevar la pelota y las situaciones de juego a su gusto, a su velocidad y a su pausa. Entonces mientras la pelota cada vez más se dormía bajó la suela de Román, Boca comenzaba a aplastar a River desde lo táctico.A los 11, Riquelme le tiró un caño a Augusto Fernández y escapó por izquierda. El volante le cometió falta y el Diez de Boca se paró para enviar el centro en una nueva pelota parada. Pero sorprendió a todos. Su remate fue directamente al arco. Carrizo volvió sobre sus pasos y metió el manotazo salvador. Pero la pelota en vez de perderse por arriba del travesaño, bajó justo sobre la línea. Palermo, más atento que todos, saltó, se ayudó con el palo horizontal y metió el cabezazo para el 2-0.Allí murió el partido. Aunque todavía faltaba más de media hora. Por eso Simeone movió el banco y hasta dejó a un lado su sistema. Reemplazó a sus dos extremos Alexis y Rosales, por Rosales y Buonanotte, para pasar a jugar con dos puntas y dos enganches. Pero el balón era de Boca y de Riquelme. Riquelme jugaba y hacía jugar a todo Boca. Los minutos pasaban y River terminó por bajar los brazos a pesar de alguna chance malograda por Abreu. Palermo, en cambio, pudo ampliar el marcador con un cabezazo que se estrelló en el travesaño. También lo tuvo Palacio tras una buena habilitación de Dátolo para Riquelme, que envió el pase al centro del área. Pero con lo justo salvó Augusto. El partido se fue con la victoria de Boca por 2-0 en el primer Superclásico del año. Con todo el oficio, toda la chapa del campeón vigente de América. Con la presencia de Riquelme y la figura enorme de Palermo.
Clarin
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